Es importante encontrar comunes acuerdos y saber lo que uno
mismo quiere y espera de la relación, así como lo que quiere y espera la otra
persona. Por ello es importante en algún momento darse tiempo para un dialogo
donde se expresen cosas elementales como:
- Ideas y concepciones de la relación. Cada uno medite y ponga por
escrito, para luego compartirlo con el otro. Incluir tb lo siguiente:
- Deseos
- Expectativas
- Lo quiere y lo que no (respecto a contacto físico, tiempo juntos,
tolerancia de contactos con terceros, etc.)
Si esto no se hace, lo normal serán
que antes o después truene o reviente, por alguna expectativa frustrada, por
algo que a uno no le gusta, pero que el otro ni sabia, etc. Y antes de romper,
constante chirriar desajustes.
Partamos de la base de que lo normal es la diferencia. De antemano hemos de saber que cada uno
tiene preferencias, ideas, expectativas distintas de la relación, no solo por
ser hombre y mujer, sino porque además vienen de familias y educaciones
distintas, tienen diferente crecimiento, diferentes experiencias, diferentes
convicciones y aprendizaje. A cada uno le gustan cosas distintas y lo haría
todo distinto; hay que saber y aceptar esto.
Pero con disposición de ceder
podemos encontrar puntos medios (ni 10 que quiere uno, ni 20 que quiere el
otro: 15) eso son acuerdos necesarios, así como la necesaria tolerancia a las
excepciones, por diversas causas, muchas veces ajenas a la voluntad y otras
veces por voluntad de uno de los dos, que puede no estar con ganas de algo, o
prefiere hacer otras cosas.
La madurez humana y espiritual debe llevar al respeto del
otro por amor, al deseo de no quererlo forzar a nada, ni incomodar. Por el
contrario, se está en la relación
para enriquecerse mutuamente, para ayudarse a ser mejores, no movidos por
interés egoísta alguno, sino por amor al otro y a uno mismo, que ha de
crecer en el amor, saliendo de sí mismo, del propio querer, gusto e interés,
por amor, que es sacrificado. Solo así será edificante y valdrá la pena la
relación.