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miércoles, 9 de abril de 2014

CUIDADO CON EL ENEMIGO



Su influencia está al acecho, como león rugiente. Siempre queriéndote, perturbar, perjudicar, sacar del camino de tu bien, de la vida.

Único modo de librarnos de su mala influencia: dejarnos guiar por el Espíritu, por Jesús buen pastor, por Dios. De no ser así estamos entregados a ser títeres del enemigo, dejándonos llevar o influir por cualquier pensamiento, por absurdo o erróneo que sea.

Por ello hay que tener sumo cuidado de lo que creemos. Tenemos la tendencia o mala costumbre de creer demasiado en nosotros mismos, así dejamos entrar demasiado fácilmente la cizaña del enemigo, con consecuencias catastróficas.

De ahí que digamos: el que no cojea de un pie, cojea de otro. ¿Dónde está el hombre íntegro, de Dios? ¿Cómo encontrarlo si no hay quien se deje guiar por el Espíritu y por Jesús?

Apártate de mí satanás, porque piensas como los hombres y no como Dios.

HEMOS DE PENSAR COMO DIOS, tenemos la mente de Cristo. A nuestro alcance está el Reino de Dios, la guía del Espíritu, y con qué facilidad nos lo perdemos, por dejar entrar la tiniebla, por aceptar como válido y verdadero a cualquier pensamiento que nos llega a la cabeza, con toda facilidad, sin criterio de discernimiento para reconocer la cizaña, ni saber rechazarla.



Igualmente vemos el mundo, llevado por el enemigo con gran facilidad: como el instinto humano que es impulso y fuerza ciega, sin razones a seguir ni objetivos a lograr. Simplemente impulsados por el instinto se eligen presidentes inadecuados, se pone en el pedestal a ídolos falsos, llevados por lo físico. Así también se escoge a la pareja, se toman decisiones,… más llevados por el instinto que por el Espíritu de sabiduría y discernimiento, ni siquiera razones que deberían distinguirnos de los animales.

Muchos sufren perturbaciones en su mente y en su espíritu, simplemente por dar entrada a sus propios pensamientos absurdos, alocados, y tomarlos como la voz, la luz, la guía.

El problema no es que nos lleguen esos pensamientos absurdos; toda la basura y maldad podría pasar por nuestra cabeza sin hacernos daño alguno. El problema es recibirlos como válidos y verdaderos. HAY QUE APRENDER A SELECCIONAR EL TRIGO Y A RECHAZAR LA CIZAÑA.

Lo que no edifica no es bienvenido. No fiarse de sí mismo, pues ese sí mismo no es el hombre nuevo, sino el desorden egoísta, el impulsado e influido por el mundo y por el enemigo, que fomenta el mal, pues lo prefiere al bien. Prefirió las tinieblas a la luz. Las malas palabras a las buenas,…

Aprende a no fiarte de ti mismo, del hombre viejo, de cualquier voz. Discierne, y aprende a escuchar y obedecer la voz de Dios que también está en ti.

Prov 28,26. El que se fía de sí mismo es un necio.