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jueves, 18 de marzo de 2010

EL PECADO


¿QUÉ ES PECADO?
Ni la misma Palabra de Dios ni la Iglesia puede hacernos una lista de lo que está bien y de lo que está mal o es pecado, pues eso depende de muchos factores, de la situación, del conocimiento o desconocimiento, de la mayor o menor intención, del mayor o menor daño que se provoque, del contexto, intención, motivación, talentos, etc. Por lo que podemos decir que el pecado no está en los actos por sí mismos, sino en las actitudes que están detrás de los actos, en la mentalidad con que se hace algo.


De ahí que dos personas haciendo lo mismo, uno puede estar pecando y el otro no. Puede haber robos que no son pecado, pues son para aliviar una necesidad vital, como decían ya los santos padres en muchas ocasiones. Así, también se puede matar sin pecar, cuando es en defensa propia, por ejemplo,… No podemos, pues, dar respuesta a la típica pregunta simplista: ¿hacer esto es pecado? Solo Dios lo sabe, pues solo Él ve el corazón.


En el siguiente pasaje tenemos una muestra clara de esto. Incluso lo que en principio no es pecado, podría serlo en determinadas circunstancias; Así es el caso del comer carne que en sí no tiene nada de malo pero podría tenerlo si con ello hiero la conciencia de alguien que cree que es pecado hacerlo, por lo que los escandalizo.
Rm 14: La comprensión entre hermanos
Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. 2 Porque uno cree que puede comer de todo y el débil come sólo verduras. 3 El que come no menosprecie al que no come, y el que no come no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido. 4 Tú, ¿Quién eres que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie o cae; pero será afirmado, porque poderoso es el Señor para afirmarle. 5 Mientras que uno hace diferencia entre día y día, otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté convencido en su propia mente.
6 El que hace caso del día, para el Señor lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. 7 Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. 8 Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, sea que vivamos o que muramos, somos del Señor. 9 Porque Cristo para esto murió y vivió, para ser el Señor así de los muertos como de los que viven.
10 Pero tú, ¿Por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿Por qué menosprecias a tu hermano? Pues todos compareceremos ante el tribunal de Dios, 11 porque está escrito: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios.
12 De manera que cada uno de nosotros rendirá cuenta a Dios de sí mismo.
13 Así que, no nos juzguemos más los unos a los otros; más bien, determinad no poner tropiezo, impedimento u obstáculo al hermano. 14 Yo sé, y estoy persuadido en el Señor Jesús, que nada hay inmundo en sí; pero para aquel que estima que algo es inmundo, para él sí lo es. 15 Pues si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No arruines por tu comida a aquel por quien Cristo murió.
16 Por tanto, no dejéis que se hable mal de lo que para vosotros es bueno; 17 porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. 18 Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios y es aprobado por los hombres.
19 Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. 20 No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. A la verdad, todas las cosas son limpias; pero es malo que un hombre cause tropiezo por su comida. 21 Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni hacer nada en que tropiece tu hermano.
22 La fe que tú tienes, tenla para contigo mismo delante de Dios. Dichoso el que no se condena a sí mismo con lo que aprueba. Pero el que come dudando, se condena, porque no obra conforme a la fe; pues todo lo que no procede de la buena fe es pecado (Rm 14).


Así que, los que somos más fuertes debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no agradarnos a nosotros mismos. 2 Cada uno de nosotros agrade a su prójimo para el bien, con miras a la edificación” (Rm 15,1s).
Este texto también nos da una buena lección de ecumenismo y de valorar más la unidad que las diferencias de opinión. Respetemos las diversas opiniones: de si juzgan permitido o prohibido trabajar en sábado, de si juzgan bien o mal comer carne de cerdo, etc., para el Señor y por Él lo hacen; no los juzgues ni los escandalices haciendo ante ellos lo que ellos creen que no se debe hacer. El mismo Jesús respetó esas prácticas judías -salvo cuando podían redundar en daño para alguien- como respeta y acepta nuestras prácticas actuales y las de cada época. Hemos de ser respetuosos con esas mediaciones diversas sin aferrarnos a uno u otro modo de practicar la fe.


¿Qué enseñanzas te deja este texto bíblico? ¿Qué te ha llamado más la atención? ¿Qué mensajes encuentras en él?
Piensa en algún ejemplo de cómo algo que no es pecado en sí, puede serlo en determinadas circunstancias. Compártelo.
¿Cómo definirías pecado?