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viernes, 23 de enero de 2009

ERES LO QUE CREES


LO IMPORTANTE A LOS OJOS DE DIOS

Creo que la oración no es un fin en sí misma, sino un medio para vivir mejor el plan de Dios. Dios no nos va a revisar tanto si cumplimos determinados rezos, como lo que hemos vivido y lo que hay en nuestro corazón. El énfasis de la Palabra de Dios, desde el AT al NT no es otro que la vida, y especialmente así lo enseña Jesús. Le interesa encontrar en nosotros un corazón en sintonía con el suyo, semejante al suyo, sin corrupción ni maldad, que domine las tendencias naturales al mal, a la soberbia, envidia, ira, avaricia,…; quiere así que seamos un reflejo de su amor y bondad, y por tanto, emisarios suyos en quienes puede complacerse ya que actúan en su nombre.

Dios quiere ver en nosotros hijos suyos, libres, amorosos, sin ninguna clase de maldad, abiertos a recibir solamente lo que viene de Él, con oídos y ojos cerrados a todo lo que no procede de su amor y que puede herirnos y sembrar cizaña en nosotros. Para que, así, salgan de nosotros únicamente frutos buenos, frutos del Espíritu y no las malas obras del hombre viejo.

Es cierto que el contexto marcará el fruto visible, su cantidad o calidad, según se valore o no, se vea o no. No importa si es más o es menos, Dios se complace en su hijo, “El Padre, que ve lo secreto, lo recompensará”, dice Jesús. Una persona que en un momento determinado pudo brillar y sobresalir de modo extraordinario, posiblemente en otro tiempo y contexto pasaría totalmente desapercibida, sin poder dar el mismo fruto. Dios ve el corazón y en él quiere complacerse.

¿Cuáles te parecen ser los frutos más importantes de la vida Cristiana? ¿Qué debe importarnos más: la mirada y juicio de Dios o la de los hombres? ¿Cómo lograrlo? (cf. Jn 13,34s y Ga 5,18ss)