Hay
muchas preguntas que a diario se hace mucha gente, como porque sufren los inocentes, o porque tienen éxito los malos, dónde
esta Dios, etc… Hay muchas cosas que el hombre no puede saber, ni somos
dioses para poder entender todo.
Nuestro deseo natural de desorden
egoísta es ser como dios y querer entender y controlar todo, pero no es ese
nuestro lugar. Hemos de aceptar que somos creaturas recién nacidas, limitas,
ignorantes, en un mundo caído por el pecado, heridos por el pecado y engañados
por el maligno.
Dios no nos pudo dar a conocer muchas cosas, porque ni nos
corresponde saberlas, ni nos hacen falta para salvarnos, ni podríamos
entenderlas. Él nos enseñó lo que realmente necesitamos para salvarnos, que es
lo mas importante y lo que más debería ocuparnos en esta tierra.
El No vino a quitarnos la cruz,
sino a darle sentido. Por ello incluso nos pone la cruz como algo a abrazar, querer y aceptar, como necesario para la
salvación> el que quiera ser mi discípulo que renuncie a si
mismo, tome su cruz cada día y sígame.
Esto significa que no debo seguir aferrado a mis caprichos y
deseos humanos, de los que no debo fiarme tanto, pues no son la voz de Dios
sino mi torpe e ignorante voz humana. No debo seguir aferrado a nada de este
mundo, a vivir más, a tener buena salud, buen cuerpo, etc.
Debo aceptar la cruz que no pueda
cambiar, sea
desgracias naturales, accidentes, enfermedades, muertes, limitaciones, canas,
envejecimiento, etc.… renunciando a mí mismo, a mi necio capricho humano, tomo
la cruz de cada día, acepto los retos
que la vida me presenta y que no puedo cambiar, y sigo a Cristo, sus
enseñanzas, sus valores, sus mandamientos. Esto es lo único realmente
importante, pues es el camino que lleva al padre.
El que quiera salvar su vida en este mundo la perderá, el
que la pierda por mi y por el evangelio, la salvará. En esta frase también es
clara esa idea: no te aferres a
conservar los valores pasajeros de la vida en este mundo, que antes o
después acaba, no vivas tanto para ti ni para este mundo.
Este mundo, este
cuerpo es como el autobús, no es para hacer tres tiendas y tomarlo como
destino final, como lo único importante, cuando en realidad es el medio para
llegar al verdadero destino final: el cielo.
No necesitas otras respuestas ni
otra revelación. Basta de porque Dios esto o aquello, porque a mí, etc.… estos
cuestionamientos solo se entienden en alguien sin fe y sin conocimiento de
Dios. Un no discípulo que no conoce o no quiere hacer caso a lo que Jesús ya le
dijo y ya le pidió.
El sufrimiento es
parte de la vida. Nadie lo quiere ni lo merece. Puede ser accidental,
arbitrario, sin que nadie lo quiera ni merezca. Puedo morir hoy, puedo enfermar,
tanto el bueno como el malo. Jesús no me libra de estas posibles desgracias de
la tierra, JS paso por ellas, mostrándome que Dios me ama, y que este es el
paso, el camino necesario para nacer a la Vida Eterna; con más o menos
sufrimientos, mas o menos años; esto es secundario. La muerte no es lo peor que
puede pasarle a uno. Es mucho peor la separación de Dios, la falta de fe en El.
No teman a los que matan el cuerpo, teman
más bien la destrucción del alma.
Despréndete de ti, y de todo lo
pasajero, libre de todo para vivir los valores del cielo, los eternos, desde ahora y para
siempre. Desde esta perspectiva no necesitas más respuestas a interrogantes de
nuestra necedad caprichosa, de porque, etc. Aceptamos que esta tierra no es perfecta, ni justa, ni cielo. Es naturaleza
caída por el pecado, donde puede haber injusticia, torpeza, pecado, accidentes,
limitaciones, acción del diablo, etc. Estamos
en proceso de crecimiento y maduración para llegar la Padre.