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jueves, 28 de noviembre de 2019

QUE ES ADVIENTO




Esperamos el advenimiento, la venida de nuestro salvador JC. Es un tiempo litúrgico el que hoy empezamos para reflexionar en esta verdad de nuestra fe: El Señor Jesús nos prometió que volvería; el Nuevo Testamento habla mucho de la segunda venida de Cristo. Y también hay muchas referencias en el Antiguo Testamento, con promesas referidas a esa culminación o consumación de la obra de Cristo que se dará cuando El vuelva.

Esta verdad de nuestra fe, que también se conoce con la palabra griega PARUSIA (advenimiento) del Señor, la unimos en este tiempo litúrgico a la preparación para la Navidad.

Es de modo muy conveniente y acertado que se unen estas dos reflexiones, pues tienen mucho en común, ya que se trata en los dos casos de prepararnos para la venida del Señor, conmemorando su primera venida, o esperando su segunda y última venida. Es pues un tiempo de PREPARACION, y en ese sentido de reflexión, de conversión, de afinar el sonido que damos, como el que afina la guitarra, hemos de afinar nuestra vida al tono que nos da Cristo.


Es también un tiempo de ESPERANZA, pues es la feliz espera de la venida de nuestro Salvador, de la que estamos ciertos, pues El mismo lo prometió.

Hechos 1,11. "«Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Este que os ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá así tal como le habéis visto subir al cielo.»"

Escucharemos muchos textos de Isaías referidos al Mesías, tanto en su primera venida como en la última venida que aun esperamos.

Y escucharemos en la misa también muchas EXHORTACIONES DE JESUS A ESTAR PREPARADOS para el encuentro definitivo con Cristo. Quiere encontrarnos a su venida con las lámparas de la fe encendidas, cumpliendo nuestro deber, siendo buenos administradores de todo lo que Él nos dio.

Apocalipsis 22,20. El que da testimonio de estas cosas, dice: Ciertamente, vengo en breve. Amén, sea así. Ven: Señor Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén

MARANATA, VEN SEÑOR JESUS.

SEAMOS AGRADECIDOS




Thanksgiving o “DIA DE GRACIAS”. Esta hermosa celebración nos invita a tomar conciencia del valor fundamental de la gratitud, uno de tantos valores que todos los seres humanos podemos reconocer como valores positivos, preciosos, deseables, seamos del país que seamos, diversas culturas o estratos sociales todos apreciamos este valor como tantos otros.

Hemos de reconocer que no siempre es fácil, que requiere tiempo y madurez llegar a la gratitud de corazón. En nuestra condición egoísta tendemos a dar por hecho todo lo positivo, como si fuera lo natural, lo debido, lo merecido. De ahí que a los niños haya que repetirles muchas veces: “¿que se dice?” cuando reciben algo, pues de nuestro egoísmo no nace la gratitud, queremos que todo nos complazca, nos agrade, como si tuviéramos derecho a todo y a más. Solo pensamos en derechos y los demandamos, y mucho menos pensamos en los derechos de los demás, que son deberes nuestros.



Consideremos la fiesta tradicional de la quinceañera. Es una misa de acción de Gracias a Dios por el don de la vida. Hermoso. Pero más hermoso seria si tuviéramos la madurez espiritual para tener el agradecimiento de corazón, profundo y sincero para con el Dios que nos da la vida, y no quedáramos, como solemos, en la superficialidad de un gracias solo de labios, y por cumplir, como hace el niño forzado por sus padres a decir gracias.

¿Reconozco que la vida es un don que recibo de Dios sin haber hecho nada para conseguirlo para merecerlo? ¿Que incluso hago muchas cosas que ofenden al Dios que me da la vida, cuando la uso en lo contrario de lo que Dios me pide? Dios nos da la vida para dar frutos buenos, y a veces damos frutos amargos. Dios sigue amándonos y esperando que maduremos y fructifiquemos, para nuestro bien y el bien de muchos.

Revisemos como esta nuestra gratitud para con Dios. ¿Se la expresas? ¿Cada cuánto tiempo? ¿De corazón? ¿Reconoces sinceramente lo mucho que recibes de Él? Si hoy murieras, ¿le reclamarías por no darte más vida en este mundo, como si fuera tu derecho, o llegarías agradecido de corazón por los días y anos que gratuitamente recibiste de Él?


¿Y tu gratitud con los demás? ¿Reconoces las bondades, carismas, talentos y valores de los que te rodean, te muestran amor, te brindan apoyo,…?

GRACIAS SEÑOR POR LA VIDA. No hay palabras para agradecerte, pues todo lo que somos y tenemos lo debemos a tu amor divino. Nuestro ser, pensar, capacidades, talentos, todo lo recibimos de ti, tuyos somos. ES NUESTRO DEBER Y SALVACION DARTE GRACIAS SIEMPRE Y EN TODO LUGAR SEÑOR PADRE SANTO. Y gracias a todos mis hermanos en especial por abrirse a la comunión contigo y así hacerse instrumentos y presencia de tu amor en este mundo.

ES CRISTO TU REY?




Celebramos Cristo Rey. Vale la pena meditar lo que esto significa. Cristo así lo expresó a Pilato: tu lo dices, soy rey… pero mi reino no es de este mundo. Cf. Juan 18,36ss.


Cristo no viene como un tirano a imponer su reino queramos o no. El vino y viene de modo respetuoso, solo nos propone, no quiso imponernos nada. Apocalipsis 3,20s. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo. `Al vencedor, le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono.



Es decir que Él reina en quien le deja reinar. Si alguno quiere ser mi discípulo,… No se impone. No nos fuerza. Hemos de optar libremente por El. Quererle primero como maestro, para que conociéndole le amemos y amándole le aceptemos como Rey y Señor de nuestra vida.

Cristo habló todo el tiempo de su Reino, del reino de Dios o reino de los cielos. Podemos decir que ese es el título de toda su predicación. Su buena nueva fue este anuncio: El reino de Dios está cerca, conviértanse y crean en el evangelio (Marcos 3,15). Todo lo que hizo fue hablarnos del reino de Dios que estamos llamados a vivir ya en este mundo, es decir los valores del cielo, de su reino.

Por eso Jesús busco comparaciones: ¿con que compararé el reino de Dios? se parece a un tesoro escondido,… a una perla, a un grano de mostaza, etc. Son las parábolas del Reino. También nos enseñó a pedirlo en la oración del padre nuestro, como el mas profundo anhelo que debería haber en nuestro corazón. 


VENGA A NOSOTROS TU REINO. Es decir, los valores del cielo, los frutos del Espíritu que deberían prevalecer en nuestra vida, su amor, gozo, paz, paciencia, bondad, mansedumbre, … es lo que se logra cumpliendo lo que decimos en la siguiente petición del padre nuestro: hágase tu voluntad. Buscando su voluntad viviremos su reino, aquí de modo imperfecto y rodeados del pecado y persecución del mundo y en la eternidad de manera plena.

Mateo 6,33. Busquen primero su reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. En efecto estamos llamados a vivir el primer mandamiento, a amar a Dios pro encima de todo y de todos, incluso por encima de nosotros mismos. Y a darle prioridad al reino de Dios, por encima de cualquier otra meta de este mundo, por buena y legitima que sea, pues ¿de qué le serviría al hombre ganar el mundo entero si pierde su Vida?

Dejemos pues a Jesús ser nuestro Rey, nuestro Señor, nuestro buen Pastor, pues solo Él sabe guiarnos por verdes prados, fuentes de paz y al puerto seguro del cielo eterno. Nadie va llega al Padre si no es por mí. ¡VIVA CRISTO REY!