1
Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor, he llegado a ser
como metal que resuena o címbalo que retiñe.
2
Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo
conocimiento, y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no
tengo amor, nada soy.
3
Y si diera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi
cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me aprovecha.
Estos 3
versículos son claros. El amor es esencial. Pero hemos de puntualizar y
explicitar algo fundamental: ¿a qué amor se refiere? No es al amor puramente
humano, pues no es ese el que nos hace pasar de la muerte a la vida, ni el que
nos distingue de los paganos. “Si aman solo a los que los aman, ¿Qué hacen de
extraordinario? También los paganos…”. El amor del que habla este texto es el
amor de Dios, el amor fruto del Espíritu Santo, ese es el que nos hace
participar de la vida divina, le que nos hace complacer a Dios, y sin ese amor
solo nos movemos en lo temporal, terrenal y pasajero.
No
importa el tamaño de lo que hagamos, si causa admiración o rechazo, seria solo
obra humana en la que Dios no se puede complacer, pues no es su voluntad, ni
procede de Él. No seria fruto que permanece, solo obra humana, de mayor o menor
relevancia, pero no es acción de Dios, pues no procedería de la fe ni del amor
verdadero, por el que actúa Dios, con repercusión eterna.
Sin ese
amor, nada soy, pues solo seria una nube pasajera, que esta por un tiempo y
desaparece. Solo con su amor en mi puedo tener ser, y dar fruto que permanece.
4
El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es
jactancioso, no es arrogante;
5
no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta
el mal recibido;
6
no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad;
7
todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Ese amor
es el único que merece el nombre de amor, muy diferente del deseo egoísta al
que con frecuencia los humanos nos referimos con ese término, pese a ser un
simple sentimiento pasajero y deseo egoísta. El amor del que nos habla este
texto es el verdadero amor, sin egoísmo, divino, verdadero, que ve solo el bien
del otro, que quiere edificarlo, enriquecerlo, ayudarlo a toda costa.
Es por
ello que requiere paciencia, sacrificio para soportar la lentitud en el proceso
de purificación que el otro requiera. Solo suspira por su bien. No tiene
envidia, pues esta se define como entristecerse con el bien del otro o
alegrarse con su mal, mientras que el amor es todo lo contrario, anhela su bien
y se entristece con lo que perjudica al otro. No es arrogante ni soberbio, pues
esta en la verdad, es humilde, y quiere solo el bien del otro, aun mas que el
de uno mismo.
Desde
estas ideas se entiende cada una de las afirmaciones sobre el amor, que aquí
recopilo de diversas traducciones:
- Es paciente y bondadoso,
servicial y siempre amable
- No tiene envidia
- No es jactancioso, orgulloso ni
arrogante. No hace alarde ni se envanece.
- No se porta indecorosamente ni
con bajeza, no es grosero
- No es egoísta, no busca su propio
interés.
- No se irrita, no se enoja con
cualquier cosa
- No toma en cuenta el mal recibido
- No se regocija de la injusticia,
no aplaude a los malvados
- Se alegra con la verdad
- Todo lo sufre, todo lo disculpa,
todo lo aguanta
- Todo lo cree
- Todo lo espera
- Todo lo soporta
No es que
se desentienda de todo o aguante por aguantar, su objetivo y prioridad es
ayudar al otro, hacerle bien, edificarlo, y a toda costa, por lo que no se
trata de aguantar lo que sea, ni lo haría si es perjudicial para el otro. De
hecho, no es recomendable soportar malos tratos, no solo por el bien de uno,
sino por el bien del maltratador, que no le haríamos bien permitiendo su
escalada de abuso y maltrato. El soportar y esperar irá siempre enfocado al
objetivo del amor verdadero que busca solo el bien y edificación del prójimo.
8 El amor nunca deja de
ser; pero si hay dones de profecía, se acabarán; si hay lenguas, cesarán; si
hay conocimiento, se acabará.
9 Porque en parte
conocemos, y en parte profetizamos;
10 pero cuando venga lo
perfecto, lo incompleto se acabará.
11 Cuando yo era niño,
hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; pero cuando llegué a
ser hombre, dejé las cosas de niño.
12 Porque ahora vemos por
un espejo, veladamente, pero entonces veremos cara a cara; ahora conozco en
parte, pero entonces conoceré plenamente, como he sido conocido.
13 Y ahora permanecen la
fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.