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domingo, 23 de septiembre de 2018

NO TE FIES TANTO DE TI


El enemigo diablo, padre de la mentira, engaño a Adán y Eva diciéndoles, entre otras cosas, que si comían de aquel árbol serian como dioses. Y parece que es una de las heridas que arrastramos los humanos, el deseo de ser dioses, pero malentendiendo lo que eso es realmente, pensando erróneamente que sabemos todo, y que nuestro juicio es correcto, bueno y sabio. Lejos de eso, nuestro conocimiento es parcial y distorsionado, y no podemos hacer juicios como si conociéramos el 100% cuando solo conocemos el 2%.

Muchas veces los hombres se erigen a sí mismos como dioses cuando le exigen a Dios algo, o le reclaman o critican, como hacen frecuentemente, sin siquiera conocerlo, ni haberse molestado en saber de El ni en escuchar lo que nos reveló. Queremos que El nos escuche, pero no queremos escucharlo, lo juzgamos sin ni siquiera saber lo que el nos dijo. Así es el atrevimiento de la ignorancia humana.

Hay muchos ejemplos de esta torpeza, veamos algunos:

- Si Dios quiere que lo conozca que se me aparezca y me hable.

- Dios esta en todas partes, no hace falta que vaya a misa.

- Si Dios existiera no habría tanta injusticia y maldad.

- Dios no existe o es malo, porque permite la muerte y la enfermedad de inocentes.

- Dios nos abandonó, ¿porque no me ayudó cuando lo necesitaba?

- Si Dios existe ¿Por qué permite que tantos mueran de hambre?

- No quiero a Dios, pues no sirve para nada, permitió mis traumas y tragedias.

Etc… 




Varios de estos razonamientos necios se reflejan también en la Biblia:

Sal 14,1.  Dice el necio en su corazón: No hay Dios.



Sab 2. Se dijeron los impíos: «Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras acciones, nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada; veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida. Si es el justo hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará del poder de sus enemigos; lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia; lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de él.

Lo mismo razonaron acechando contra Jeremías y también los soldados y otros judíos ante Cristo crucificado diciendo: si es hijo de Dios que se salve a sí mismo. Así se autoengañan tratando de justificar su crimen.

Queremos decirle a Dios lo que debe hacer, sin siquiera escucharle ni conocerle nos atrevemos a juzgarle y condenarle, tal como lo hicieron con Cristo los que le condenaron a muerte y lo crucificaron, sin conocerle; sin saber lo que hacían, como el mismo Jesús dijo. Así los que niegan a Dios lo siguen haciendo por ignorancia, pues no se puede valorar lo que no se conoce. De hecho, son muchos los que lo niegan y rechazan y después vienen a conocerlo y a amarlo y seguirlo, lamentando haber vivido tanto tiempo en la ignorancia, juzgándolo y persiguiéndolo, como le sucedió al mismo San Pablo.



Pero el hombre sin Dios está en tiniebla y en su ignorancia atrevida se endiosa a sí mismo y razona sin la luz de la revelación, desde su limitada lógica humana, desde su propia torpeza, atreviéndose a decir lo que debe Dios hacer o no hacer, y cómo debería hacerlo, para creer en él. Esto lo hace antes de ni siquiera buscarlo, para poderlo encontrar, antes de escuchar su palabra e interesarse por lo que vino a revelarnos. Es una muestra de la ignorancia humana.

Muchos decidieron no creer en Dios, pese a las infinitas evidencias, y por tanto tomaron la decisión de no buscarlo. Después de esto, encontraran miles de pretextos para reafirmar esa decisión. Lo que no conocemos no podemos valorarlo, y es como si no existiera para nosotros.

Rom 1,19- "pues lo que de Dios se puede conocer, está en ellos manifiesto: Dios se lo manifestó. Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables; porque, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, antes bien se ofuscaron en sus razonamientos y su insensato corazón se entenebreció: jactándose de sabios se volvieron estúpidos,"

Is 5,20. ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo! ¡que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz! ¡que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos! 


1 co 13,12 Ahora conocemos a Dios de manera no muy clara, como cuando vemos nuestra imagen reflejada en un espejo a oscuras. Pero, cuando todo sea perfecto, veremos a Dios cara a cara. Ahora lo conozco de manera imperfecta; pero cuando todo sea perfecto, podré conocerlo como él me conoce a mí.



2 Tim 4,3. "vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas."

Fi 3,18 … se enorgullecen de lo que deberían avergonzarse y sólo piensan en cosas de la tierra.



Para los que realmente se identifiquen con los mencionados cuestionamientos sobre Dios, no les podemos brindar una respuesta simple, pues a Dios le encuentra quien le busca de corazón y le quiere encontrar; quien no, no. Pero para suscitar esa hambre y sed les presento este texto, donde muestra que Dios es compatible con todo sufrimiento e injusticia que hay en esta tierra. Eso nos lo muestra claramente El mismo cuando hecho hombre fue víctima de torturas y calumnias hasta morir en cruz injustamente por hacer el bien. Y como dice San Pablo:

Rom 8,35 "¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?, …. Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó. Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro."

Cristo no nos vino a quitar la cruz sino a darle sentido. Nos mostró que este es el camino que lleva al Padre, a la Vida eterna, si le creemos y le seguimos.