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jueves, 21 de septiembre de 2017

CIENCIA Y FE





Son como dos alas de un ave para volar. Como nos dice la encíclica razón y fe, son complementarias. De hecho, hombres de fe son los pioneros de las universidades en Europa desde el siglo XIII y de todas las ciencias. El hombre imagen y semejanza de Dios tiene la capacidad de investigar y conocer el mundo natural y así lo procuro siempre, para el bien de todos, y ese es el fin de la ciencia.

Lo que no puede la ciencia es hablar de lo no tangible como es todo lo espiritual y concerniente a la fe, pues eso no se puede medir con métodos o instrumentos científicos en modo alguno. Estos son para lo tangible.

La biblia tampoco puede nunca entrar en contradicción con la ciencia, por lo mismo, porque versa sobre algo diferente, sobre lo espiritual, invisible y sobrenatural. Así, valiéndose de diversos géneros literarios, (a veces fabulas, o relatos épicos, o poesía, o apocalíptica, o históricos o proverbios, prosa o reflexión, parábolas o narración descriptiva etc.) nos trasmite verdades de fe, reveladoras de facetas de Dios o de los hombres, de verdades espirituales, no materiales.

Nos debe tener sin cuidado si la verdad procede de un relato histórico o de una parábola, la verdad que se trasmite es la misma. Incluso para saber si es histórico o parábola se requeriría estudio histórico crítico o cualquier ciencia que teorice sobre esto, pero esto solo le interesa a la humana curiosidad, pues para la finalidad de la biblia es irrelevante, ya que trasmite la misma verdad sea mediante un género u otro.

Por ello nos dirá cualquier científico su teoría sobre si Adán y Eva fueron históricos o no lo fueron, el análisis literario te dirá si se refiere a personas concretas o a verdad histórica o a una forma de parábola con mensaje veraz. Esto es secundario y no es relevante para la fe, solo lo será tal vez para la ciencia, la cual poco puede decir de cómo vino todo a la existencia, pues no puede medir lo sucedido hace muchos miles de años, y no tenemos bolita mágica que nos lo diga, y por ello hay muchas teorías. Para nuestra fe saber ese cómo es secundario, pues nos basta saber que Dios es nuestro origen y nuestro padre, no es relevante saber el cómo lo hizo.

Pero independientemente de todo eso, Dios está hablando fuerte y claro a través de ese proceso de revelación inspirada por el Espíritu, a la que llamamos biblia, y valiéndose de distintos escritos y géneros, procedentes de diversos siglos y lugares, Dios e fue revelando claro a los hombres para que podamos conocerlo y amarlo. Y sigue Dios acompañándonos en esta peregrinación por medio de la guía del Espíritu Santo que prometió a su Iglesia.





Así, los textos del Genesis como los del apocalipsis transmiten verdades de nuestra fe, dejando la interpretación a quien le corresponde, a la Iglesia que es la que está en el origen de la misma biblia y la que puede decir lo que se quiere decir en cada caso. No se trata pues de un libro de historias ni biografías, pues los autores inspirados no eran historiadores ni biógrafos, no les interesaba tanto esto como lo relevante para nuestra fe, las verdades de nuestra fe, y nada más.

Así como la más autorizada para explicar el álbum de fotos es la familia a la que pertenece, pues es ella la que puede contar y relatar lo que ves en cada foto, y no el desconocido que llega a esa casa, de igual modo es la Iglesia la autorizada para explicar lo que quiere decir cada texto y como hay que entenderlo, desde su contexto y sentido profundo.
Hay tanta ignorancia de Dios y de lo espiritual que muchos llegan al absurdo de oponerlo con la ciencia. Él es el creador de todo, pero El, como todo lo espiritual no se puede medir con los instrumentos de la ciencia que solo miden lo material. Sería como querer saber la distancia entre dos ciudades con una balanza; simplemente no se puede. Y ninguna de los dos excluye la otra ni debe negarla, pues versan sobre objetos totalmente diferentes. la ciencia para lo material y medible y tangible. lo espiritual no es medible por la ciencia, es distinto. Así como no es espiritualmente que se pueden saber las cosas físicas o de la ciencia, así tampoco se pueden conocer científicamente las cosas espirituales.
De ahí que no se pueda nunca negar a Dios científicamente y resulta ridícula y absurda la afirmación de un científico sobre Dios, de que no lo ha visto o de que no existe… -es muestra de suma ignorancia espiritual-. Puede afirmarlo como cualquier ateo, no como científico, sin pruebas fidedignas, por decisión personal de preferir a creer en la nada como autora de todo lo que existe, antes que de creer en Dios.
De igual modo hay científicos, de todas las áreas de la ciencia, creyentes, y sus afirmaciones de Dios no provienen de su ciencia sino de su conocimiento de Dios por experiencia espiritual de fe, no por sus conocimientos científicos. Ambas áreas son distintas y complementarias, la fe y la razón, nunca excluyentes, ambas necesarias, una para el conocimiento de las cosas de este mundo físico y temporal, la otra para el conocimiento del sentido, de la trascendencia, de la razón de ser, de lo eterno, del alma.