http://www.frayescoba.info/

domingo, 4 de enero de 2009

EL YO ENDIOSADO 3


Estos son un tipo de críticos de Dios y de la fe, los que piensan que creer es irracional, nocivo y temerario, sin darse cuenta de que ellos también creen, en otras cosas, pero creen, en cosas seguramente menos dignas de fe en hombres falibles, en sí mismos y sus propios argumentos subjetivos e ignorantes, de hecho esa opinión es una creencia, incluso irracional, y tantas otras supersticiones o prejuicios. Comparables al sapo del fondo del pozo que nace allí y cree que no hay más mundo que ese, pues cree conocerlo todo, cuando es solo un pozo; o la pulga en el pelo del perro que se pregunta si existirá el perro… Cree conocer todo y se atreve a juzgar a Dios y a decirle lo que debe y no debe hacer, a condenarlo, con más osadía que Job en su ceguera, inconsciente de que no conoce ni el 5% de la realidad.
Otro tipo de críticos de la fe son los que atacan y quieren desmantelar la fe religiosa, argumentando sobre frases bíblicas que no saben ni interpretar, como es lógico, pues por eso las critican, por sus erróneas interpretaciones. No se han molestado por conocer a Dios o la Biblia, es más fácil criticarla antes de conocerla y así se libran de ese esfuerzo por conocer, sin saber que así se privan de la misma vida en abundancia, plena y feliz que tendrían si conocieran el don de Dios. Argumentos de este tipo se ven a diario en internet confundiendo a miles de los que acceden y no tendrán conocimientos para defenderse y rechazarlos. Tanto en videoclips como en textos o audios abundan las críticas absurdas de lo que se demuestra desconocer, pues suelen ser basados en malas interpretaciones. Toman metáforas o cuentos como si fueran historias reales. Toman errores del pueblo en su búsqueda de Dios como si fuera Dios el que quiere o enseña aquello… Ignoran que la Biblia no cayó del cielo, y que trae historias del pecado del hombre, siempre rebelde e ignorante.
El mismo atrevimiento ignorante de Dan Brown al decir que los datos de su novela Codigo Davinci son precisos e históricos, cuando los historiadores con doctorados e investigaciones pueden desmentir todos esos datos. Dicen en México: “Los patos tirando a las escopetas”; no le va a enseñar el niño de primaria a los biblistas sobre cómo interpretar la Biblia; o como dice el dicho español: “le vas a enseñar al cura a dar misa”.
Uno de los argumentos más frecuentes en contra de Dios es por el mal entendido de la omnipotencia de Dios. Parece que nacemos con ese chip en la cabeza de que Dios puede todo lo que quiera y es el responsable de todo lo que sucede, lo bueno y lo malo, pues es el encargado de gobernar y de cambiar lo malo por lo bueno. Grave error, pues Él nos encargó de eso a nosotros. No nos lo pediría si pudiese hacerlo Él desde el cielo. No puede hacerlo sin nosotros.


No podemos entender la omnipotencia de Dios de esta manera tan humana y simplista como solemos hacerlo, pensando que Él debe hacer lo mismo que haríamos nosotros si fuéramos omnipotentes, que por cierto meteríamos la pata seguramente, como refleja la película cómica de Todopoderoso. El niño pequeño, desde su ignorancia, quisiera decirle a sus padre cómo actuar; le quiere enseñar a su padre a hacer hijos. Este es el problema, nos endiosamos y proyectamos. Él no actúa así, no es como quisiera nuestro desconocimiento; siempre actuó por medio de personas, como también el diablo se vale de personas. Nosotros decidimos a quién escuchamos y obedecemos, de qué principios nos dejamos guiar, de los edificantes de paz y comunión, o de los destructivos. Somos libres de escoger, y Dios no nos quitará esa libertad aunque la usemos mal o en su contra.


Dios no hace nada sin la colaboración humana, sin nuestra fe no puede actuar (cf. Mt 13,58). No hubiera liberado al pueblo de Egipto sin Moisés. No tendríamos su Palabra sin personas que la pusieron por escrito, santos y profetas. No habría comunidades cristianas sin fundadores humanos… ¿Por qué seguir esperando que Él haga solito lo que no puede hacer sin nosotros? ¿Por qué seguir reclamándole y culpándole de lo que Él mismo detesta y de lo que Él no ha hecho? ¿Por qué no escucharle y ver de qué manera quiere actuar y actúa, en lugar de reclamarle porque no lo hace como nosotros seguimos queriendo que lo haga, aunque no lo haya hecho nunca?. Es como pedir peras al olmo, o como esperar limones de un árbol que siempre dio naranjas.
A veces estos prejuicios erróneos de Dios, presentes en muchos cristianos, proceden de malas o incorrectas interpretaciones de la Biblia, y llevan a muchos a acusar a Dios. Hay que entender unas ideas elementales al respecto: nunca podemos tomar textos a la letra, en la Biblia encontramos la historia de un pueblo en proceso de conocer a Dios; no todo lo que vemos en ella parte de un verdadero conocimiento, pues en ella se plasma el proceso, desde el desconocimiento y pecado humano, hasta la mayor aproximación al conocimiento de Él. Por lo que quien critica a Dios creyendo que Él condena, que pide la muerte o la esclavitud,… se equivoca; mucho de lo que tenemos en la Biblia plasma las creencias de un pueblo pecador y en etapas tempranas de su búsqueda de Dios.