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viernes, 9 de enero de 2009

DIOS PARA SER FELIZ


Muchos actualmente no saben ni para qué sirve Dios; ni ven el lugar que le corresponde. Él mismo nos lo dijo: "He venido para que tengais Vida, y la tengais en abundacia", "para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo sea completo". Por eso la respuesta podría ser esta, Dios es para que seas más feliz. Desde ahora y por toda la eternidad. Con Él las alegrías aumentarán en cantidad y calidad, y las penas serán más ligeras y suaves, pues Dios les da un sentido que trasciende y Él nos ayuda a llevarlas y aceptarlas.

A Dios le gusta lo que suele gustarnos a todos, arte, tecnología, belleza, gozo, amor, lo agradable y feliz. Nos quiere felices, nos rodea de dones, visibles e invisibles, materiales y espirituales; son innumerables. El mal es un misterio que podemos atribuirlo a cualquier cosa antes que a Él, que es amor y bondad infinita. Atribúyelo al ser humano, pues es el principal causante de dolor y sufrimiento en el planeta, o al diablo, o simplemente al misterio, pero nunca culpes a Dios de mal alguno.

Creo que la cultura es un don maravilloso de Dios; nos dio la inteligencia que no deja de llevarnos a conquistar nuevas metas, a mejorar la calidad de vida con todas las riquezas naturales con que Dios nos prodigó este hermoso planeta tierra.


Y creo que deberíamos ser más agradecidos por todo lo bueno que hay en nosotros, como también lo hay en todos los que nos rodean y en el mundo en que vivimos.

¡Es tanto lo positivo por lo que podemos estar agradecidos con Dios!


Pero por encima de todo por Él mismo, que se nos da como don, amor, gozo, paz, mansedumbre, bondad, libertad, sabiduría, ciencia,… Frutos y dones del Espíritu que es Dios dándose en persona a nosotros, habitando en nosotros, queriendo la plena comunión amorosa con cada uno, colmando nuestro corazón de amor y gratitud.

De ahí que Dios sea ingrediente especial para ser feliz,

pues la felicidad es un fruto del Espíritu,

y solo se alcanza en el camino del amor que también nos es dado por Dios.


Unas propagandas desafortunadas iniciadas en Inglaterra dicen: “Probablemente no hay Dios, disfruta la vida”. Esto muestra la ignorancia de Dios y los prejuicios negativos y falsos que se tienen de Él. Me recuerda a otra propaganda de helados que dice "tanto placer parece pecado". Como si Dios fuera enemigo del placer o del bienestar y felicidad humana. Siendo Amor y creador de cuanto existe es Él quien más quiere nuestra felicidad, y nos ha dado el placer como uno de tantos dones.

Habría que decir más bien: “Dios existe, disfruta la vida”, pues Él vino para que tengamos vida en abundancia (cf. Jn 10,10; Jn 15,12). Dios que nos creó nos conoce mejor que nosotros mismos, sabe mejor que nadie lo que nos hace felices y desdichados. Nos traza el camino del amor, que fue el que tomó Jesús, porque sabe que sólo en esa vivencia encontraremos la felicidad, que es incomparablemente superior a lo que pueden darnos las satisfacciones esporádicas, con los que muchos ignorantes de Dios confunden la felicidad.

Cuando no se tiene el sol, se vive en la noche, donde solo se ven estrellas, como ídolos, incapaces de saciarnos como la luz del sol. Dios que nos ama como nadie y quiere nuestra felicidad no solo en ocasiones esporádicas y pasajeras, le da sentido a nuestra vida y nos enseña a amar para que seamos felices siempre.

En ocasiones reina el pesimismo en el mundo, parece que la “construcción social del conocimiento” que se hace actualmente tiene la tendencia a ver siempre lo negativo de uno mismo, de los demás y del mundo; a ver siempre lo que falta, lo malo, lo que no se tiene, dejando de reparar en tantos dones, bondades y beneficios de la vida, de nosotros mismos y de los demás; esta perspectiva de Dios nos liberaría de esa mirada pesimista que tanto daño nos hace, para ser más positivos y felices, así como agradecidos con Dios por todos sus dones. Pues Él es amor y es quien más desea nuestra felicidad, realización y libertad verdadera.

¿En qué te fijas más en las virtudes o en los defectos, de ti, de los demás…?
¿Te consideras pesimista u optimista, crees que eres más negativo o más positivo?
¿Tienes tendencia a ver más lo bueno o lo malo, a pensar bien o a pensar mal?
¿Te consideras agradecido o desagradecido con los demás y con Dios?
¿En qué te gustaría mejorar? ¿Qué crees que puedes hacer para lograrlo?