Ateísmo
es la fe más irracional que puede haber
Y
catastrófica. Pues cerrarse a Dios es cerrarse a la Vida eterna.
En un país comunista, en una clase, la maestra iba a explicar la
evolución a niños de 10-11 años. Entonces le preguntó a un niño:
─Raúl, ¿ves ese árbol allí fuera?
─Sí, lo veo
─¿Ves el césped?
─Sí
─Mira hacia arriba y dime si puedes ver el cielo
─Sí, veo el cielo
─¿Ves a Dios?
─No
─Claro, no podemos ver a Dios porque no está ahí. Él no existe y por eso no lo vemos.
─Raúl, ¿ves ese árbol allí fuera?
─Sí, lo veo
─¿Ves el césped?
─Sí
─Mira hacia arriba y dime si puedes ver el cielo
─Sí, veo el cielo
─¿Ves a Dios?
─No
─Claro, no podemos ver a Dios porque no está ahí. Él no existe y por eso no lo vemos.
Un alumno que ya le había discutido a la
profesora en otras ocasiones, pide permiso para hacerle unas preguntas a su
compañero. La maestra, contrariada, aceptó y el niño preguntó:
─Raúl, ¿ves la mesa de la maestra?
─Claro que sí. Ahí está.
─¿Ves a la profesora detrás de la mesa?
─Sí, la veo
─¿Le ves su cerebro?
─No
─Claro, no puedes verlo. Según lo que nos enseñó hoy: ¡ella no tiene cerebro!
─Claro que sí. Ahí está.
─¿Ves a la profesora detrás de la mesa?
─Sí, la veo
─¿Le ves su cerebro?
─No
─Claro, no puedes verlo. Según lo que nos enseñó hoy: ¡ella no tiene cerebro!
Supongamos que abren su
cráneo y ven su cerebro; ¿pueden ver sus pensamientos y emociones? ¿Dónde
están? Si porque no las ves crees que no existen, haces el mismo ridículo que
si niegas a Dios porque no lo ves. Pues en Él nos movemos, existimos y somos.
Dice la Escritura (Hch 17,28). Es como las pulgas del perro preguntándose si
existe el perro.
«Sólo creo lo que veo» es una clara contradicción.
Quién afirma eso, cree que no existe lo que no ve. Pero está creyendo muchas
cosas sin ver: donde esta la fuerza de la gravedad; ¿Será que no existe porque
no la ve?
Todos aceptan creer en muchas cosas sin poderlas ver. Hay ondas visuales y sonoras que te rodean todo el tiempo, aunque no las percibas. Pero basta un receptor, radio o TV, para que te des cuenta. Igualmente, la señal inalámbrica de internet. Hay muchas cosas que no percibes sensorialmente, pero sabes que esta, como el oxígeno, los átomos, los virus, el tiempo, la corriente eléctrica en un cable…. Solo si lo tocas sabes si hay o no corriente eléctrica, pues de otro modo no lo sabrías.
De hecho, siempre
será mucho mas razonable creer que hay un Dios creador que pensar que todo
se hizo solo, de la nada, sin que nadie lo quisiera ni lo hiciera, se hizo, en
el momento en que nadie escogió, y por ninguna razón, todo vino a ser y a
existir, de la nada. Hace falta ser muy crédulos y temerarios para pensar así.
Sencillamente es ideología sin fundamento alguno, mucho mas irracional que
aceptar un Dios creador de todo.
Aun mas irracional que si vieras una casa en el bosque y
decidieras pensar que se hizo sola, que nadie estuvo allí para hacerla. Incluso
bastaría ver un circulo hecho de piedrecillas para poder estar seguro que
alguien estuvo allí, y puso esas piedras así, pues esas no se pueden acomodar
en ese orden por azar. Cuánto más el orden y belleza del universo!!!.
Ya quisiéramos los
creyentes en Dios tener tanta fe como tienen los ateos para creer así, tan
ciegamente, sin poder confirmar tantas teorías (que por eso se llaman teorias)
ni poder explicar los cientos de eslabones perdidos que están fuera de nuestra
comprensión, como el paso de la materia inerte y mineral al origen de la vida;
como la multiplicación de especies vegetales y animales, de tierra, mar y aire;
como el hecho de que el ser humano pueda pensar como lo hace y tener
inteligencia que no hay en las demás especies, etc.; es muy atrevida esa
credulidad.
Yo diría que es simplemente tendenciosa, para negar a Dios y poder endiosarse a si
mismos y mandarse solos, sin tener nadie a quien obedecer, pues ese es el
deseo del escondido desorden egoísta que hay en todos, que quiere salir con la
suya a como dé lugar, aunque sea engañándose a sí mismo. Y como dice el dicho: “no
hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere oír”,
prefiere quedar en su zona de comodidad, y no dejarse mover por nada ni nadie, ni
por el mismo Dios. El ego quiere hacer solo su voluntad, cueste lo que cueste.
Tan terco es nuestro ego.
La ciencia se autoerigió como Dios, le quiso
quitar su lugar, y el enemigo como siempre, propagando sus engaños, hizo creer
a la gente que la ciencia puede explicarlo todo sin Dios, como si tuviera
plenos poderes de conocimiento y capacidad, para comprender todo sin Él, y para
lograr todo.
Cuando la realidad es
muy distinta; la ciencia aun no conoce gran parte de lo natural, y mas lejos esta de conocer lo sobrenatural
que le trasciende, y que no puede conocer con sus métodos; como no se puede
medir la distancia con una balanza, ni el peso con un metro. La ciencia sigue
sin poder explicar cientos de enfermedades y de fenómenos naturales, pero en nuestra
ciega torpeza humana, lo que no sabe lo inventa. Y fuerza la confirmación de
sus teorías a como de lugar, aunque sea forzosamente y sin rigor científico.
Ridículo, pero así de
ciegos llegamos a ser los humanos, fácilmente engañados por nosotros mismos,
por el mundo y por el diablo, para destronar a Dios y creer en lo que nos sea
más fácil y nos exija menos, pues así es nuestro torpe desorden egoísta, al que
también llamamos simplemente EGO. Ha de salir con la suya, aunque cueste la
vida. La soberbia le caracteriza, junto a las otras desgracias de nuestra
naturaleza caída: avaricia, ira, codicia, lujuria, pereza.
Es como un caballo
salvaje, que si no se domestica no sirve de nada, es un peligro, no lo
puedes llevar a ningún lado ni menos montar, pues destroza y te hiere. Así es
nuestro EGO, si no lo somete uno y lo domina, es dominado por él, y te quita la
vida, y te lleva por el camino de la amargura, sin libertad para controlarlo y
llevarlo por el camino de la Vida que lleva al Padre.