Qué quieres saber,
porque y para qué.
Estas preguntas son de vital importancia, pues deciden la
vida y el destino de cada persona, sus valores y decisiones. La misma pregunta
lleva implícita otra: ¿qué es lo que no quieres saber? Y ¿porque no lo quieres
saber? ¿Porque no interesarte por conocer algo tan importante como el tema de
Dios, de la vida eterna que El vino a darte? ¿Porque descartarlo sin siquiera
buscarlo? ¿Porque visceralmente renuncias a buscar a Dios? ¿Por prejuicios
personales causados por los dictados del comunismo y de los medios de
comunicación? ¿Por las modas de turno?
Todos los siglos habrá gente primitiva que sigue cometiendo
los mismos errores que cometieron los antepasados desde los orígenes, pues
todos venimos al mundo con los mismos instintos y tendencias al pecado, propios
de nuestra naturaleza caída, y la única manera de sobreponernos a esa torpeza y
pecado sería por el conocimiento que muchos rehúsan, yéndose por el camino
fácil, por lo que quedan en su ignorancia, condenados al gobierno del instinto
ciego.
El que se cierra a estudiar, a conocer, a escuchar, se
cierra a la luz, y queda en la oscuridad. Ha renunciado a lo que nos distingue
de los animales, a las capacidades más altas del ser humano, al saber y la
inteligencia que oriente las decisiones y motive la voluntad.
Es importante abrir el oído y la mente, para conocer a Dios,
y todo lo que Él nos ha revelado, así como también para conocer la historia,
los seres humanos, en sus aciertos y desaciertos, conocer vidas de santos y de
pecadores, a donde llegan unos y otros, a donde conduce cada ideología, de modo
que se puedan seleccionar y escoger las ideas que se reciben y las que no; no a
ciegas, ni a lo loco, sin conocimiento básico de cada una de ellas, pues esto
podría llevarnos a tomar malas decisiones, adhiriéndonos neciamente a las modas
de turno, a las ideologías de los que tenemos más cerca, de modo acrítico y
superficial, o simplemente al camino más fácil.
Esto puede salirnos muy caro, pues se trata del sentido de
la vida, de cómo y hacia donde se orienta, de que quieres hacer con tu vida, de
los logros que quisieras alcanzar. Se trata de como respondes a los
interrogantes más profundos e ineludibles con los que topa todo ser humano
pensante: de dónde vengo, hacia donde voy, porque y para que estoy en este
mundo.
OSEAS 4,6 Mi pueblo perece
por falta de conocimiento;
y como tú rechazaste el conocimiento,
yo te rechazaré a ti de mi sacerdocio;
por haber olvidado la ley de tu Dios,
también yo me olvidaré de tus hijos.
por falta de conocimiento;
y como tú rechazaste el conocimiento,
yo te rechazaré a ti de mi sacerdocio;
por haber olvidado la ley de tu Dios,
también yo me olvidaré de tus hijos.
Juan 17,3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios
verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
Decía san Ignacio de Loyola: el hombre ha sido creado para conocer amar
y servir a Dios y así salvar su alma.
Nuestro primer interés y esfuerzo
debería ser este: buscarle y conocerle. Pues solo podemos valorar y amar lo que
conocemos.