Podríamos compararlo a un barquito que ha de navegar hasta la otra orilla y solo puede ser impulsado por el amor; el sentimiento sería como el viento que sopla y mueve el barco sin necesidad de mayor esfuerzo.
Así como en la vida atravesamos las 4 estaciones se podría decir que también espiritualmente las atravesamos, como personas, como parejas o como familias. El viento cesa, no dura por siempre; y esto no tiene por qué significar el final del amor ni de la relación ya que contamos con otros recursos para seguir avanzando: los remos, que serían la voluntad y el esfuerzo para seguir, aunque no sea tan fácil como antes. De hecho es ahí que demostramos la calidad de amor con la voluntad de seguir, poniendo de nosotros mismos para que no se hunda el barco. Antes no costaba nada, era fácil y agradable, podría seguirse aún sin verdadero amor, pues agradaba al ego y no suponía esfuerzo alguno; cuando cesa el viento es cuando se pone a prueba el verdadero amor y se demostrará con la voluntad lo que se es capaz de hacer por el bien del otro, pues en eso consiste el amor.
Cuando ni la voluntad es capaz de seguir adelante tenemos aún otro recurso: el Espíritu Santo, que es el Amor de Dios derramado en nuestros corazones (cf. Rm 5,5). Eso sería como un motor que puede seguir impulsando la barca aún sin la ayuda del viento y sin los remos de la voluntad. Hay que saber contar siempre con la fuerza de Dios, que nos ayuda por muchos medios, especialmente por su iglesia, en la que hay ayudas de todo tipo y para todas las necesidades, materiales, psíquicas, espirituales, etc. Sea por medio de retiros espirituales o de charlas matrimoniales, o por diálogos con sacerdotes o personas de Dios, podemos recibir esa ayuda necesaria para continuar, y aprender de los errores pasados que llevaron el barco casi al hundimiento.
En la actualidad mucha gente vive centrada únicamente en lo que siente, en los 5 sentidos sobrevalorados en nuestra cultura facilista y hedonista, llegando a descuidar las facultades interiores o espirituales, como son la fe, la inteligencia y la voluntad al dejarse llevar más por lo que gusta y da placer. De ahí que muchos piensen que si se acabó el sentimiento en el matrimonio se acabó todo y no hay posibilidad de seguir. Desconocen muchos las ayudas posibles para recuperar el calor perdido. Se desconocen los otros recursos con los que la relación puede seguir avanzando, al creer que debe avanzar solita la barca, sin esfuerzo alguno, sin sacrificio de ningún tipo, que ha de estar movida siempre por el viento del sentimiento y sin hacer nada de nuestra parte.